EVENTOS U-ERRE. Departamento de Difusión Cultural.
Por Adriana Parga.
¨Dame más energía¨, ¨No olvides tu tiempo¨ y ¨Está muy
sobreactuado¨ son algunos de los comentarios de la profesora Delia Garda que
resuenan en el eco de la sala del Teatro Lope de Vega.
Y es que alrededor de las dos de la tarde, las luces del
escenario se encienden para iluminar al elenco de jóvenes que bajo la dirección
de la profesora, se encuentran listos para afinar los últimos detalles y juntos
emprender El Viaje.
Con sus vestuarios en mano y una maleta llena de maquillaje, los alumnos del Taller de Teatro de la Universidad Regiomontana arriban a los
camerinos del lugar que durante las próximas cinco horas se convertirán en su
espacio de convivencia.
Mientras tanto, frente al escenario, la Licenciada María de Jesús Ávila y la
profesora Delia no dudan en tomar asiento en primera fila y prepararse para disfrutar
de un último llamado antes de comenzar la función.
Fátima, Yaretzy, Francisco, Carolina, Fitzgerald, Andrea,
Valeria, Aldo, Lizeth y Enrique son los nombres de los jóvenes actores que
afinan los últimos detalles de sus
personajes para darle vida a esta divertida producción.
Al cuarto para las cuatro de la tarde, la profesora Delia reúne a todo el elenco e
indica que es momento de tomar su maquillaje y vestuario para comenzar a
emprender el verdadero viaje.
Tras bambalinas se vive un ambiente amigable y tranquilo;
entre música pop de fondo, se escuchan los cantos y las risas de los personajes
que poco a poco van cobrando vida.
Fátima Santos, Lizeth Contreras y la profesora Delia Garda. Fotografía: Adriana Parga. |
Por un lado, se encuentran Fátima Santos y Yaretzy Gutiérrez
quienes con un lápiz delineador de ojos en mano, practican por última vez la
usmeante plática entre Doña Lucre y La Vecina.
Andrea Martínez y Valeria Torres, en cambio, después de
terminar de hacerse sus dos coletas en el cabello, toman sus juguetes y unas
cuantas galletas para calmar el hambre antes de la función.
Aunque la preparación de todos los personajes parece muy
divertida, no la de todos luce tan sencilla; un ejemplo de ello lo muestra Aldo
Marchesini, quien por más de cuarenta minutos se encuentra sosteniendo sobre su
ojo derecho un lápiz delineador de ojos café para personificar a un perro
llamado Dopy.
Aldo Marchesini preparando su caracterización para darle vida a Dopy. Fotografía: Adriana Parga. |
Lo mismo sucede con Lizeth Contreras quien personifica a La Abuela, quien después de colocar
infinidad de pasadores sobre su peluca blanca, no termina de dibujar líneas en
su rostro para simular arrugas.
Carolina Valdés recibiendo indicaciones de la profesora Delia Garda. Fotografía: Adriana Parga. |
Por otra parte, se encuentra el camerino más divertido en
donde mientras Fitzgerald Navarro dibuja pecas sobre sus mejillas, Carolina
Valdés ajusta los tubos sobre su cabello y Enrique Fonseca delinea un tatuaje
sobre su brazo, se ríen de las anécdotas que Francisco Torres ajusta los
botones de su llamativa camisa de flores.
Pero todas estas personificaciones no pueden ser posibles
sin la ayuda de la profesora Delia, quien se encuentra cruzando camerino tras
camerino para que todo su elenco luzca impecable.
Dando las cinco cincuenta de la tarde y todos los personajes
dan el último vistazo frente al espejo y se dirigen tras telones; con sus manos
unidas, sus miradas al suelo y gran silencio, cierran sus ojos y realizan una
respiración profunda.
Es entonces cuando se abren los telones y en medio del
escenario aparece un automóvil de cartón en donde ocurre la verdadera magia y en
donde emprenderán El Viaje.
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